-¿Desea exponer de manera amplia, o debiera decir franca, esto que ahora le aqueja?
-No lo sé; a veces pienso que sería inútil; otras, beneficiosa. Quién sabe…
Una pausa que comienza (luego de un par de minutos) a pesar y a notarse entre ambos, es finalmente anulada con una observación.
-Veo que ha retomado la lectura, no obstante su aversión a las traducciones. –Manifestó, luego de dar una rápida mirada al cuarto donde se encontraban.
-Sí, pero aún tengo mis condiciones al momento de elegir un autor.
-¿Y cual sería esta condición?
Le incomodaba la construcción de un diálogo en base a preguntas. Lo soportaba estoicamente, con el secreto anhelo que en el momento menos esperado, fluiría el relato. ¡Ah! entonces, todo se volvería autentico, a pesar de las hipérboles, eufemismos, y hasta alguna mentirilla por ahí. Sólo restaba esperar.
-Que la traducción esté realizada desde su idioma original. –Respondió.
-Comparto su observación. Nada más riesgoso que leer a Homero desde una traducción alemana, por ejemplo.
-O a Tolstoi, desde el francés…
Una sonrisa benévola se instaló en ambos, acortando la distancia que impone las formas de buen actuar.
2 comentarios
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26 abril, 2010 a 13:16
Anabel
Hola amigo:
Perdona que no haya pasado antes, pero he tenido un hospital de campaña montado en casa (las niñas y esas cosas). Me gusta la imagen de este nuevo blog, muy limpia, clara. Es bonita. ¿Cual es la intención al abrirlo? ¿buscas nuevos ámbitos o te mueves mejor con el wordpress? En tu comentario en el otro blog, decías que no sabías con seguridad si continuar con este. Tú, mejor que nadie, sabes la necesidad que te impulsa a abrir este nuevo cuaderno.
Por cierto, el texto me ha parecido muy divertido.
Besos
26 abril, 2010 a 14:56
Ferragus
En esto de los textos y ‘blog’, en Internet en general, es todo caos y albur: cuesta mantenerme ordenado. Los mantendré en paralelo por un tiempo.
Alegra mucho verte, y lamento saber de tus incursiones en la medicina. Un beso a esas chiquillas y diles que se porten bien.
Bien, mí estimada enfermera, dejándote un saludo: hasta la próxima comunicación.